Algunas anécdotas... algunas reflexiones...
...tal vez, demasiado pretensiosos.





miércoles, 13 de enero de 2010

Capítulo II - Parte 3

Parte 3

Sobre como perder la dignidad,
por solo 35 centavos +IVA.

-Vamos, a tu abuela no le pasaba. A tu viejo tampoco le pasaba.- Insistí. -No se si a vos te pasa, pero a mi si, me pasa mas seguido de lo que me gustaría.- Segui hablando, aunque hacía por lo menos media hora que trataba de convencer a mi poco interesada audiencia de la veracidad de mi afirmación.

-Vos fijate, tu abuela ni teléfono tenia. Si tu viejo tenía teléfono era un privilegiado. Incluso si lo tenía, eso no implicaba que la mina también tuviera uno.-
-Pensalo así: si él no tenia teléfono, tenia que irse hasta la cuarenta y uno, donde estaba el único puto teléfono publico de toda la zona-
-Si de hecho se iba hasta allá, y la mina tenia teléfono... encima las probabilidades de que lo atendiera ella eran mínimas, bien podía atender el viejo, la vieja, el hermano, la tía o un pato que hablara en griego.-
-Imaginate el cuadro: "Es para dejarle un mensaje a su hija, haga el favor de decirle que es una puta barata". Imposible.

Por décima vez el Padre Damián me miró mal, pero yo tenía demasiadas ganas de hablar de eso, curas presentes o no.

Bueno, algo de razón tiene- Dijo uno que, creo, le decían La Planta, El Felpudo o algún apodo igual de peyorativo. -Antes no había tantas comunicaciones.-

-¡Exacto!- Casi grité, entusiasmado con que alguien, al menos, me diera un pie para seguir con eso.

-Hace unos años, tenias que llamar a la casa y, o la enganchabas justo, o tenias que esperar que estuviera y, si tenias suerte, que tuviera ganas de atenderte. Y no podías llamar a las cuatro de la mañana, quedabas como un enfermo. Te la tenias que fumar toda.- sentencié. - Aunque no la tuvieras, seguía pareciendo que algo de dignidad te quedaba. Ahora ya no.

Culpa de los celulares... acotó el padre Mario, con una expresión de la que no supe diferenciar si se destacaba el cansancio o el aburrimiento.

-¡Culpa de los putos celulares!- grité.

-¿Vos te das cuenta, te das cuenta que ahora podes llamar a cualquiera a cualquier hora, total tienen teléfono personal? Lo mas probable es que ni te atiendan, pero lo podes hacer.-

-Ponele que te clavaste tres birras y es martes, tipo tres de la mañana. ¿Que haces? le mandas un mensaje de texto: puta de mierda; te quiero mucho; te extraño; morite perra; llamame; seguro no me atendés porque estas cogiendo, zorra; perdón por todo. Cualquiera de esos vale, suponiendo que no los mandas todos seguidos, en el orden que mas te gusta.-


-Y ahí lo tenés, toda la dignidad que hayas podido juntar, desaparece. ¿Sabés por cuanto?- Grité, mirando fijamente al Felpudo.

-por 35 centavos +IVA- dijeron varios a coro.

-Entonces, ¿me prestas tu celular?- Volví a pedir. -No me queda crédito. Es importante, en serio-

5 comentarios:

Anónimo dijo...

antes no había celular y se perdía la dignidad igual, eso si costaba un poco más, además la dignidad si se quiere se pierde de cualquier manera
perdon de que dignidad estas hablando?
o hablabas de celulares?

Anónimo dijo...

algunos pierden la dignidad por menos o por nada
yo me pregunto como definiriamos dignidad? hay un concepto generalizador o cada uno tiene su propio concepto de dignidad y su dignidometro? digo al son del songoro cosongo plan plin!

Fede dijo...

Anonimos: Exactamente, antes era mas dificil perder la dignidad, ahora lo podes hacer por dos monedas. La dignidad se puede perder tanto en una frase como en un mensaje de texto.

Y para que conste en actas, mi frase de cabecera es: "Mi dignidad pasa por otro lado" Aunque nadie sepa bien por donde...

Saludos.

Anónimo dijo...

Por Odín (o dios que prefieras) es el relato de mi adolescencia...

Saludos

Fede dijo...

No solo tuya, de la adolescencia de muchos.

Saludos!